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[319]|Del 20 al 27/7 de 2015

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Argentina – La única verdad es la realidad. La economía argentina cerró el primer semestre de 2015 con un nivel de actividad estancado y una capacidad de generación de divisas diezmada. En ese contexto de franco estrangulamiento del sector exportador y aquellos otros sectores productores de bienes y servicios competitivos con importables, el tímido fin de la recesión fue en su mayor medida responsabilidad de los sectores productores de no transables (ni exportables, ni importables), destacando el caso de la construcción.
También fue clave el aporte de una cosecha gruesa que en cuanto a rendimientos y volúmenes fue record, pero que en términos de rentabilidad estuvo entre las peores desde la crisis de 2001. Razón por la cual, a priori, esperamos un menor volumen cosecha en 2016.

Respecto de lo primero, nuestras estimaciones preliminares indican que el nivel de actividad económica del primer semestre de 2015 se ubicó sólo 0,3% por encima del registrado durante el mismo nivel de 2014, siendo sus principales sostenedores la construcción y el sector agropecuario quienes registraron alzas comprables de poco menos de 6% y 4% anual, respectivamente. Respecto de lo segundo, el TCR efectivo para la soja fue de 1,71 en junio de 2015 (fijando junio de 2001 como la unidad), resultando 40% inferior al de junio 2014 (cosecha previa) y sólo 71% superior al de junio de 2001.

Buena parte de esta pérdida de dinamismo y relevancia del sector transable, se reflejó en la evolución del saldo comercial de bienes, principal componente de la cuenta corriente de la balanza de pagos. En particular, el citado guarismo apenas alcanzó los US$ 1.232 millones durante el primer semestre de 2015, retrocediendo más de 60% respecto del mismo período de 2014 y alcanzando el nivel más bajo desde el primer semestre del año 2000 (US$ 865 millones)

Si a lo dicho sumamos que los flujos netos de divisas son negativos por el lado de la cuenta capital y financiera privada, llegaremos rápidamente a la conclusión que el equilibrio macroeconómico actual sólo es sostenible en el corto plazo a través de un proceso de endeudamiento público en moneda extranjera (ya sea a través del Tesoro o el propio BCRA) y de destrucción de activos externos netos del BCRA. Siendo esas dos situaciones uno de los rasgos más característicos del primer semestre de 2015.

Al respecto. A fines de 2014 las reservas netas alcanzaron un total de US$ 16.500 millones (reservas brutas por US$ 31.400 millones netas de pasivos externos por casi US$ 12.000 millones y tramos activos del swap de monedas con China por aproximadamente US$ 3.000 millones); en tanto que seis meses después (31/06/2015) apenas redondearon los US$ 13.700 millones (reservas brutas por US$ 33.850 millones netas de pasivos externos por casi US$ 11.900 millones y tramos netos del swap de monedas con China por aproximadamente US$ 8.300 millones). Es decir, se redujeron en unos US$ 2.800 millones. En tanto, entre las emisiones de nueva deuda externa por parte del Tesoro durante el primer semestre de 2015, tenemos el BONAR 24 en dólares y las suscripciones registradas durante el período por el BAADE y el Pagare para el desarrollo argentino. Totalizando ambos un aporte efectivo de US$ 1.500 (sin contabilizar intereses implícitos)

Ahora bien. Ni la destrucción de activos externos netos del BCRA, ni el proceso de endeudamiento público son eternos.

Conclusión: Por más que nadie quiera admitirlo explícitamente, ni mucho menos hacerse cargo. Por las buenas, o por las malas, en el horizonte macroeconómico local de mediano plazo hay un ajuste profundo. El mismo incluye: A) Un profundo replanteo fiscal, del esquema tributario y de prioridades de gasto. B) Llegados a este punto ya debemos hablar de una refundación del BCRA para enfocarlo nuevamente en la estabilidad macroeconómica. C) Una más que significativa corrección del Tipo de Cambio Nominal.

En ese contexto, a nadie debe sorprender que sea necesario “malvender” bonos en dólares por parte del ANSES y ofrecer un mayor rendimiento en pesos para que los agentes económicos locales reduzcan el ritmo de dolarización hasta niveles manejables por la actual administración. Situación que caracterizó la evolución del mercado cambiario durante las últimas semanas. Tanto por el lado de la suba del blue (que llegó a superar los $ 15 por unidad) y demás tipos de cambio paralelos (contado con liquidación, entre otros) al inicio, como por su posterior baja al cierre de la misma. Dejando como resultado, una clara tendencia ascendente del tipo de cambio y las tasas de interés en pesos, en un contexto de perceptible incremento del nivel de volatilidad asociado a los activos locales.

Corolario: Ahora bien. La probabilidad que el ajuste macroeconómico se realice “por las buenas” está determinada: A) Directamente por la capacidad que el mercado le asigna a la próxima administración nacional para avanzar en ese sentido sin generar una crisis política. Buena parte de esa presunción está determinada por quien cree el mercado que será esa nueva administración. B) Inversamente por la magnitud del ajuste. Pues, cuanto mayor el ajuste macroeconómico requerido, mayor la probabilidad de crisis.