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[PE]|Tras 8 años excepcionales…

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Durante los 94 meses que lleva en ejercicio del Poder Ejecutivo Nacional la Administración CFK (diciembre de 2007 a septiembre 2015), la economía argentina enfrentó el contexto internacional más favorables de, por los menos, los últimos 115 años.

En particular, los Términos de Intercambio (TI), la relación entre los precios de nuestras exportaciones y los de nuestras importaciones, se mantuvieron muy por encima del promedio histórico e, incluso, del promedio de los últimos 25 o 15 años.

Utilizaremos como referencia el promedio registrado por los TI en los últimos 115 años. Con exportaciones e importaciones valuadas a los precios efectivamente registrados el período 2008-2015 acumuló un saldo comercial positivo de US$ 79.397 millones. En tanto, si valuamos exportaciones e importaciones a los precios promedios históricos, obtenemos para el mismo período un déficit comercial acumulado de US$ 26.822 millones. Ergo, en base a esos valores, podríamos estimar un aporte directo de los altos TI vía saldo comercial de unos US$ 106.220 millones.

Para poner esa cifra en perspectiva, vale la pena tomar en cuenta que ese aporte equivalió a más de 3,3% del PIB en dólares acumulado durante esos ocho años. Durante los cuales, el PIB en dólares promedió una tasa de crecimiento de 8,3% anual. Por lo tanto, el impulso directo aportado por lo alto TI explicó no menos de 42% de ese dinamismo. Dicho de otra manera, poco menos de la mitad del crecimiento en dólares registrado durante esos ocho años fue explicado por los altos TI.

Ergo, el extraordinario contexto externo implicó un apalancamiento igualmente extraordinario para el nivel de actividad local, incluso, si sólo consideramos el aporte directo. Es decir, no incorporamos el aporte indirecto, que tomando en cuenta el alto multiplicador del sector agropecuario hasta podría ser igual o superior al directo.

Otra comparación odiosa surge de considerar que el ingreso de divisas aportado por los altos TI del período 2008-2015 más que sextuplicó al aporte asociado a las privatizaciones realizadas en la década de los 90’s. En particular, el proceso de privatización llevado a cabo entre 1989 y 2001 implicó la concesión, privatización o liquidación de 67 empresas generando ingresos por US$ 18.174 millones entre efectivo y títulos de deuda pública valuados a su valor de mercado.

Aún más, el mencionado aporte de divisas superó en casi un 37% el flujo neto aportado por la Inversión Extranjera Directa (IED) en el período 1992-2001 (US$ 76.440 millones) y casi duplicó al flujo neto acumulado por la IED en el período 2008-2014 (US$ 58.833 millones) Aún más, esa cifra superó en más de un 40% al incremento registrado por el stock de deuda pública entre 1990 y 2001 (US$ 70.715 millones). Es decir, al endeudamiento neto registrado durante la década de los 90’s.

Ahora bien. Los Derechos de Exportación (DEX) pueden ser analizados como el canal por medio del cual el Fisco Nacional absorbió en forma directa buena parte del efecto riqueza asociado a los altos precios de exportación y, por lo tanto, a los altos TI.

Sobre todo, si consideramos que, primero, los DEX gravan los productos exportables que fueron favorecidos por ese contexto externo extraordinario y, segundo, que esa presión impositiva adicional no hubiera sido soportable por parte del sector exportador si no hubieran existido los históricamente altos precios para esos productos de exportación.
Una vez dicho eso, vale la pena observar que el Fisco Nacional recaudó en concepto de DEX $ 426.056 entre enero de 2008 y agosto de 2015. Es decir, unos US$ 84.953 millones. Cifra que equivalió a poco menos de 80% del aporte directo de los históricamente altos TI. De los cuales, unos $ 61.292 millones (aproximadamente 15% del total) repartió entre las provincias vía Fondo Federal Solidario.

Ergo, la Administración CFK se quedó con la mayor parte de ese aporte extraordinario de los altos TI, cifra que sigue más que cuadriplicando el aporte de las privatizaciones en los 90’s y supera ampliamente el asociado al flujo de IED o al proceso de endeudamiento público registrado durante el mismo período.

¿Para qué se utilizaron esos recursos extraordinarios en todo en sentido? Por un lado, sabemos que no se constituyó un Fondo Anticíclico con todos, o al menos, buena parte de los ingresos obtenidos vía DEX. Como si hizo, por ejemplo, Chile.

Por el otro lado, podemos subrayar que entre diciembre de 2007 y agosto de 2015 las reservas brutas del BCRA anotaron una baja de US$ 11.254 millones y las netas hicieron lo propio en US$ 24.693 millones. En tanto, durante el mismo período el stock de deuda pública total se incrementó en US$ 77.019 millones y el deuda pública en moneda extranjera hizo lo propio en US$ 67.513 millones.

Por lo tanto, podemos afirmar que no se utilizaron para acumular activos en moneda extranjera, ni para reducir el stock de pasivos en moneda local o extranjera. Con lo cual, la conclusión que se cae de maduro es que se gastaron.
¿En qué? Y aquí surge un problema interesante. Pues, el dinero es intrínsecamente fungible y los fondos derivados de DEX que llegan al Tesoro Nacional no tienen una asignación específica. Con lo cual, si bien podemos hacer varias comparaciones, todas son esencialmente ilustrativas. Pues, nadie puede asegurar exactamente en que se gastó cada uno de los pesos así obtenidos por el fisco nacional.

Pero, siempre con fines ilustrativos, es interesante observar, por ejemplo, que la recaudación acumulada en concepto de DEX entre enero de 2008 y agosto de 2015 equivalió a aproximadamente 40% del importe acumulado durante el mismo período por las Transferencias Corrientes al Sector Privado (subsidios)

¿Qué implica lo dicho para los años que vendrán? Si los precios de exportación e importación convergen a los promedios históricos (cosa que ya han comenzado a hacer) como resultado del cambio de signo del ciclo de liquidez mundial, la economía argentina, en general, y el fisco, en particular, se empobrecerán. Es decir, contaran con menos recursos.

¿Cuántos recursos menos? Para no ser tan pesimistas, tomemos como ejemplo 2015: durante los primeros siete meses la economía local acumuló un saldo comercial positivo de US$ 1.437 millones en un contexto en el cual los TI se contrajeron 5,9% respecto del mismo período de 2014. Si los TI no se hubieran deteriorado, el correspondiente saldo comercial habría sido de US$ 4.346 millones. Es decir, durante el período en cuestión cada punto de deterioro de los TI le costó a la economía local poco menos de US$ 500 millones o aproximadamente $ 4.450 millones al TCNO (0,2% del PIB). El deterioro total de los TI durante los primeros siete meses de 2015 le costó a la economía argentina más de 1,2% del PIB corriente correspondiente al mismo período.

Entre el nivel actual de TI y el promedio histórico hay una caída de más de 23%. Ergo, si bien el cálculo lineal no es correcto, si nos sirve para imaginar la magnitud del ajuste que la economía local enfrenta sólo como resultado del cambio esperado para el contexto externo.