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[315]|Del 22 al 26/06 del 2015

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Descripción del Producto

Argentina – “El despertar del Blue”. La semana abrió con el dólar operando en torno a $ 9,07 por unidad en el segmento oficial y levemente por encima de los $ 13 por unidad en el segmento informal. La tendencia alcista del Blue se incrementó respecto de las semanas previas. Mientras, que el billete formal se mantuvo estable en torno a $ 9,09 por unidad. Ergo, la brecha cambiaria y sus efectos negativos asociados se incrementaron.

El BCRA logró controlar el ascenso del Blue recién hacia el cierre de la semana. Lo hizo absorbiendo pesos (Lebacs), contando para ello con el apoyo del BONAC, atacando directamente las operaciones informales de referencia y operando en el mercado de bonos (contado con liquidación) La estabilización del Blue también fue consecuencia de factores que están fuera del control directo del BCRA y que, incluso, son endógenos: A) La mayor oferta que supuso en la plaza marginal el incremento del rendimiento ofrecido por el PURE (compra ahorro, venta informal) B) El repunte estacional de la demanda de pesos del sector corporativo, implicó el desarmarme de posiciones en dólares y depósitos, empujando las tasas al alza. Fue así como, después de una suba de más de 50 centavos en el arranque de la semana, el blue alcanzó a $ 13,65 por unidad mediados de la semana, para luego ceder algo de terrenos y cerrar la semana en torno a $ 13,30 por unidad.

Ahora bien, a la hora de entender porque se despertó del Blue, hay que considerar varios factores. En primer lugar, las multas de las últimas semanas, la intensificación de las inspecciones y las sanciones aplicadas a bancos y casas de cambio por la Superintendencia de Entidades Financieras y Cambiarias del Banco Central (multas por unos $ 45,4 millones y revocación de las licencias) redujeron el volumen de operaciones en el mercado paralelo, incrementando la volatilidad intrínseca de dicha cotización. Pues, a menor volumen/liquidez del activo, mayor variabilidad de su cotización (máxima económica)

En segundo lugar, el estrangulamiento de la oferta por los mayores controles se combinó con el impulso a la demanda que implica el mayor ritmo de emisión monetaria bruta y neta que implican las necesidades crecientes del Tesoro Nacional (déficit fiscal nacional) Fruto, a su vez, de la combinación de, por un lado, las necesidades electorales de la administración CFK (gasto) y, por el otro, la caída de los precios externos de nuestros productos de exportación (recaudación)En particular, el mayor nivel de liquidez resultante no sólo financió la demanda del blue, también rompió el delicado equilibrio de expectativas y rendimientos (bicicleta financiera) que fundamento buena parte de la PAX CAMBIARIA previa. Pues, alentó un incremento de las expectativas de devaluación futura, dada la expectativa de mayor inflación en el corto-mediano plazo.

Llegados a este punto, debemos subrayar que, dado que estamos transitando uno de los puntos más álgidos de la campaña electoral para las presidenciales de octubre próximo, los vaivenes del blue no sólo aportan más incertidumbre a la hora de tomar decisiones económicas. Sino que, además, afectan la percepción de los ciudadanos respecto de la situación económica actual y la magnitud y alcance del ajuste futuro, influyendo sobre sus preferencias electorales y, en consecuencia, afectando también sus decisiones en esa materia. Ergo, desde el punto de vista electoral, era mucho más redituable para el oficialismo mantener la PAX CAMBIARIA previa.

Por eso mismo, sostenemos que el “despertar del blue” es una consecuencia directa de la negativa de la Administración CFK al ajuste fiscal en un contexto de franca imposibilidad para conseguir financiamiento externo en la magnitud necesaria. Y, tal vez sea la más costosa en términos electorales. Pues, la creciente brecha cambiaria asociada no sólo profundiza el proceso recesivo en curso, al alimentar la incertidumbre e, impulsar, la asignación de recursos productivos a actividades directamente improductivas (arbitraje) Además, sirve de termómetro de la falta de sustentabilidad del equilibrio macroeconómico actual y se convierte en indicador el indicador de más fácil acceso respecto de la magnitud del ajuste requerido en consecuencia. Por eso no debe resultar extraño todo el esfuerzo comunicacional desplegado para descontextualizar ese proceso.