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[378]|Del 27 al 31/3 de 2017

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Argentina – Los claroscuros del frente fiscal: Los datos de la cuenta ahorro-inversión base caja del Sector Público No Financiero (SPNNF) referidos al primer bimestre de 2017 mostraron que la meta de déficit primario fijada para el primer trimestre ($ 58.500 millones) está al alcance del Ministerio de Hacienda, ya que:

A) Por un lado, los dos primeros meses del año acumularon un rojo primario de $ 26.212 millones según la nueva metodología contable oficial, 45% más que durante igual período de 2016. Y, en consecuencia, dejaron margen para un déficit primario de hasta $ 35.340 millones en marzo (casi 18% superior al registrado en marzo de 2016)

B) Por el otro lado, y lo más determinante, se espera que en marzo ingrese el grueso de los recursos derivados de la tercera y última etapa del régimen de sinceramiento fiscal (RSF), algo que contribuirá a mejorar la performance de los ingresos fiscales durante ese mes. En particular, si se considera la proyección oficial de ingresos por RSF de $ 55.000 millones para el primer trimestre de 2017 (explicitada en ocasión de la presentación del programa financiero 2017), la que probablemente se quede corta, habría espacio para que, todo lo demás constante, el gasto primario acelere en marzo y aun así cumplir la meta.

Mucho más difícil será alcanzar esa misma meta sin computar los ingresos derivados del RSF. Pues, sin computar los mismos, el resultado primario del primer bimestre de 2017 habría sido de $ 31.896 millones, duplicando al registrado durante igual período de 2016. Consecuentemente, para alcanzar la meta del primer trimestre sin considerar los ingresos del blanqueo, el rojo primario del SPNNF del mes de marzo no debería ser superior a $ 26.604 millones, cifra que resulta un 11% más baja que la de igual mes de 2016 y requiere de una desaceleración del gasto primario de más de 14 puntos porcentuales durante ese mes y respecto de la performance registrada durante el primer bimestre de 2017.

Ahora bien. Más allá del análisis de la meta fiscal, hay otras cuestiones a remarcar. Algunas positivas y otras no tanto.

En primer lugar, lamentablemente el frente fiscal continuó mostrando un perceptible sesgo expansivo, aunque menor que el de todo 2016. El mismo no es consistente con los esfuerzos del frente monetario para consolidar el proceso deflacionario. En particular, ya sea que se consideren los datos de febrero o del primer bimestre de 2017, se observa que el gasto primario y el gasto primario corriente siguieron creciendo más rápido que los ingresos fiscales totales. En particular, los guarismos fueron de 39,1% nominal interanual en febrero y 38,5% nominal interanual en el primer bimestre para el gasto primario total. De 36,9% y 39% nominal interanual, respectivamente, para el gasto primario corriente. Y de 35,6% y 38% nominal interanual, respectivamente, para los ingresos totales. Peor aún, si se excluyen de los últimos los ingresos extraordinarios asociados al blanqueo. Al respecto, las correspondientes alzas nominales interanuales son de 34,5% en febrero y 34,1% en el primer bimestre de 2017.

Es más, en ambos períodos, la tasa de crecimiento interanual del gasto primario y del gasto primario corriente superó a la tasa de inflación comparable y ambos componentes también siguieron creciendo en relación al PIB. En particular, el gasto primario del SPNNF del primer bimestre de 2016 equivalió a 20,3% (anualizado) del PIB nominal comprable esperado para 2017 ($ 9.750.000 millones) frente al 17,7% correspondiente al mismo período del año pasado. En el caso del gasto primario corriente los correspondientes guarismos fueron de 18,3% y 15,9%, respectivamente.

En segundo lugar, a diferencia de lo ocurrido en enero de 2016, en febrero el gasto de capital aceleró en forma significativa (+64% nominal anual), redondeando un avance de casi 34% en el primer bimestre y logrando recuperar terreno deflactado por IPC y en relación al PIB. Aun así, continuó mostrando un menor dinamismo nominal que el gasto primario corriente en el acumulado del primer bimestre. Todo esto, aún a pesar de la reducción de las transferencias de capital automáticas asociadas al fondo federal solidario que supuso el mal desempeño de la recaudación en concepto de derechos de exportación sobre la soja y sus derivados industriales.

En tercer lugar, se observó una significativa desaceleración del gasto en concepto de subsidios económicos (+10,9% nominal anual en primer bimestre), compatible con los ajustes tarifarios implementados en 2016 y el arranque de 2017 y que a todas luces deben conformar el centro del proceso de consolidación fiscal. En particular, el mismo se explicó por las menores erogaciones en el rubro energía. No tanto así transporte, que en febrero volvió a crecer a un ritmo muy superior al promedio (+56,9% nominal anual) Lo último no es un dato menor, porque la Administración MM decidió dejar para más adelante el ajuste del precio del boleto del colectivo urbano del AMBA, inicialmente previsto para abril, y desaceleró el cronograma de alzas previsto para la tarifa de gas. Lo dicho contribuirá a reducir el potencial de ajuste futuro en este rubro.

En cuarto lugar, aceleró fuerte el gasto en prestaciones sociales (+47,1% nominal anual en febrero y +44,6% nominal anual en el primer bimestre). Principalmente como resultado de los incrementos en las jubilaciones y pensiones, las asignaciones familiares y el impacto del programa de reparación histórica. En tanto, que se verificó una contracción nominal de las erogaciones asociadas a los planes sociales. Habrá que ver si la última, después de los sucesos de marzo, se sostiene durante el resto de 2017.

En quinto lugar, también se observó una desaceleración nominal de los gastos de consumo y operación (+23,4% nominal anual en febrero y +33,9% nominal anual en el primer bimestre) Aunque, la misma estuvo en su mayor parte explicada por la estabilidad de los gastos de consumo y una menor desaceleración de los gastos en concepto de remuneraciones. Ergo, habrá que ver hasta qué punto la misma no es resultado de un incremento de la deuda flotante y, consecuentemente, que tan sostenible es de cara a los próximos meses.
Por último, el resultado financiero del SPNNF fue negativo en $ 35.556 millones durante el primer bimestre de 2017, incrementándose en más de 56% respecto de igual período de 2016. En línea con el resultado primario, debemos resaltar que sin los ingresos derivados del RSF, el déficit financiero del SPNNF habría sido de $ 44.292 millones durante el primer bimestre de 2017, casi duplicando al guarismo comprable de 2016.

Concluyendo. Los datos del primer bimestre de 2017 muestran que, ingresos extraordinarios asociados al RSF mediante, es muy probable que el Ministerio de Hacienda alcance su meta de déficit primario para el primer bimestre de 2017. Es más, lo lógico es que lo haga en demasía y gane margen de cara los restantes nueve meses.

Sin embargo, el ajuste fiscal en curso es hasta ahora muy dependiente de esos ingresos extraordinarios asociados al RSF (culmina en marzo), lo que reduce su sustentabilidad de cara a lo que vendrá. A tal punto es cierto lo dicho, que, si no se consideran esos ingresos extraordinarios y aun a pesar de los ajustes tarifarios, el rojo primario y financiero crece significativamente en términos nominales, reales y en relación al PIB respecto de igual período de 2016. Asimismo, el gasto primario y el gasto primario corriente siguen incrementándose en relación al PIB.

Por último, respecto de la meta de déficit fiscal anual para 2017 vale la pena recordar un par de cosas que ya hemos dicho en otras oportunidades.

Primero. Si el SPNNF alcanza con lo justo la meta de déficit primario de -4,2% contabilizando dentro de los ingresos fiscales los recursos extraordinarios generados por la última etapa del blanqueo (estimados en $ 55.000 millones), el déficit primario con la nueva metodología y sin los mismos se ubicará entre 4,8% y 4,9% del PIB. Cifra que será perceptiblemente inferior al guarismo comparable de -5,6% de 2016, pero aun así superior al registro 2015.

En otras palabras, aún en ese caso, en 2017 habrá más ajuste fiscal que en 2016. Aunque, el mismo seguirá siendo insuficiente para mostrar una mejora en la relación déficit primario vs PIB respecto de 2015.

Segundo. Ese nivel de déficit primario y financiero sigue siendo históricamente alto, insustentable en el mediano-largo plazo y no es innocuo en términos macroeconómicos.

Por lo tanto, el ajuste fiscal gradual no sólo deberá continuar luego de la contienda electoral prevista para octubre de 2017. Sino que, además, sería muy prudente y oportuno que acelerará después de la misma.