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[361]|Del 22 al 26/8 de 2016

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Argentina – El frente fiscal se consolida como la pata más floja del plan: El déficit fiscal fue y es por lejos el desequilibrio macroeconómico básico que enfrenta la economía local, tanto por su magnitud, como por sus implicancias para la política monetaria y efectos negativos asociados a su sostenimiento y profundización durante los últimos años. Hasta el propio Ministerio de Economía (MECON) coincidió con ese diagnóstico hacia fines del año pasado al subrayar que recibía la peor herencia fiscal desde el retorno de la democracia y plantear un sendero gradual de reducción del mismo en términos del PBI nominal.

Ese enorme desafío se veía amplificado porque ese enorme agujero se había registrado en el contexto de una presión tributaria record en términos históricos y asfixiante para las actividades productivas. Por lo tanto, el proceso de consolidación fiscal (reducción del déficit) debía lograrse vía la racionalización del elevado e ineficiente gasto público en un contexto de ingresos fiscales cuyo desempeño iba a ser afectado por la también indispensable racionalización tributaria.

Como hemos destacado siempre, dada la magnitud y naturaleza del rojo fiscal, la forma de financiamiento no altera ese diagnóstico en más de un sentido (sustentabilidad, apreciación real, condicionamiento fiscal política monetaria, etc.) Justamente por eso, de cara al mediano largo plazo, el frente fiscal es la pata más importante del actual proceso de estabilización macroeconómica. Sin avances significativos y sustentables en ese sentido, el resto de los frentes de política económica pierden eficiencia (para alcanzar los objetivos hay que asumir mayores esfuerzos y costos y el grado de sustentabilidad de esos logros es menor)

Ergo, si bien el financiamiento vía emisión de deuda externa es un instrumento clave para suavizar el ajuste requerido (shock vs ajuste en cuotas), incrementando en forma significativa la viabilidad social y política del ajuste. También es cierto que utilizar la deuda externa para aplazar el ajuste no es una estrategia sustentable, implica costos incrementales a futuro y no elimina buena parte de los efectos negativos asociados a la existencia del elevado déficit.

Lamentablemente los datos de los primeros siete meses de 2016 y, en particular, del mes de julio de 2016 muestran que, a pesar de los esfuerzos realizados por la Administración Macri por el lado de la racionalización del gasto público, lo resultados alcanzados en términos de reducción del déficit fiscal del Sector Público Nacional, primario y financiero, son por ahora poco significativos o, incluso, nulos.

Además, debemos volver a subrayar, que el ajuste del gasto público está concentrado sobre el gasto de capital, lo que le imprime un sesgo marcadamente pro-cíclico al proceso y le quita sustentabilidad.

Profundizando. En julio de 2016 el Sector Público Nacional No Financiero (SPNNF) registró un rojo primario de $ 25.715 millones, más que duplicando en términos nominales el déficit registrado durante el mismo mes del año pasado y superándolo en casi un 44% si consideramos los valores ajustados por inflación (variación real o deflactada.

En ese sentido, julio 2016 parece haber sostenido tendencia que ya se venía registrando en los meses previos: Tanto el gasto primario como los ingresos genuinos vienen creciendo por debajo de la tasa de inflación interanual, pero se sostiene una brecha significativa entre la tasa de crecimiento de los primeros y los segundos, derivándose el ya mencionado incremento del déficit primario.

Al respecto, el gasto primario registró en julio de 2016 un alza interanual nominal de 30,7% (-11,5% deflactada por IPC) frente a un alza de los ingresos de primarios del SPNNF de 22,2% anual (-17,2% deflactada) La brecha es mayor si se considera el gasto corriente primario, que es el grueso del gasto y sobre el cual debería centrarse el ajuste, ya que el mismo registró un aumento interanual de 35,6% anual en julio 2016 (-8,2% deflactada)

A la hora de explicar el mal desempeño real de los ingresos del SPNNF hay que subrayar el desempeño real negativo de los tributarios. Situación explicada por las modificaciones aplicadas en el caso de los Derechos de Exportación (DEX) e Impuesto a la Ganancias, el propio proceso recesivo en curso y la modificación de los coeficientes de coparticipación federal a favor de la CABA, Córdoba, San Luis y Santa Fe y en perjuicio de la Nación.

Asimismo, en el caso de los gastos, sobresale el desempeño real positivo que mostraron las transferencias corrientes (al sector público y privado), pues ese rubro era el corazón del ajuste fiscal que el propio Ministerio de Economía había proyectado para el año en curso, al asignarle una reducción de 1,5 puntos del PBI. En tanto, que el menor ritmo de ajuste relativo del gasto en seguridad social es esperable dados los anuncios y ajustes aplicado en materia de jubilaciones, pensiones y subsidios personales.

Obsérvese que en el párrafo previo queda en evidencia la elevada concentración del proceso de ajuste del gasto primario en el rubro capital. En particular, el gasto en capital fue el único que cayó en términos nominales respecto de julio 2015 (-10%) Razón por la cual, aun a pesar de representar menos de 10% del gasto primario total, explicó casi 60% del ajuste real experimentado por último durante ese período.

Cerrando con los datos de julio 2016, se observa una reducción de los ingresos financieros (rentas FGS y utilidades BCRA) y un fuerte crecimiento del gasto en concepto de intereses de la deuda. Consecuentemente, el resultado financiero de julio profundizó lo señalado para el primario. Es decir, creció más que significativamente respecto del registrado en julio de 2015, tanto en términos nominales como reales. En particular, el rojo financiero de julio 2016 ascendió a $ 31.080 millones frente al resultado financiero negativo de $ 1.036 millones registrado en julio de 2015.

Los datos acumulados para los primeros siete meses de 2016 refuerzan ese panorama.

En primer lugar, no existe una reducción significativa del déficit primario del SPNNF respecto del período comparable del año pasado como porcentaje del PBI (-3,5% vs -3,4%) Tampoco deflactado por IPC (-2%).

En segundo lugar, se observa claramente que existe una brecha entre la tasa de crecimiento del gasto primario (+27,5% interanual) y los ingresos primarios (26%), si bien ambos rubros registran tasas de crecer por debajo de la tasa de inflación anua comparable (+39,8%). Esa brecha se viene incrementando con el correr de los meses y es bastante mayor cuando se consideran el gasto corriente primario (+32,1% interanual)

En tercer lugar, el mal desempeño de los ingresos genuinos esta explicado casi en su totalidad por el de los tributarios, dados los tres factores ya mencionados: Modificaciones tributarias en ganancias y DEX, recesión y modificación coeficientes coparticipación federal de impuestos. Los aportes y contribuciones a la seguridad social también están mostrando un desempeño real negativo, pero es de esperar que el mismo se reduzca en la medida que vayan impactando las paritarias.

En cuarto lugar, por el lado del gasto, el rubro transferencias corrientes prácticamente no acusa reducción en términos reales y menos aún en relación al PBI. Este no es un tema menor, porque el propio MECON había proyectado a inicios de 2016 que iba a lograr un reducción de 1,5 puntos del PBI en este rubro de gasto. La perspectiva no es promisoria en ese sentido, dado el desempeño de los primeros siete meses y el efecto del reciente fallo de la CSJN, retrotrayendo las tarifas del gas natural por no haberse realizado las audiencias públicas previamente. Es decir, hay un retraso más que evidente en este sentido.

En quinto lugar, y como queda en evidencia por lo señalado más arriba, el grueso del ajuste por el lado del gasto primario está concentrado en el rubro capital. En particular, el mismo, a pesar de representar sólo 10% del gasto primario total, explica prácticamente 2/3 de la reducción real del mismo.

En sexto lugar, el déficit financiero crece en términos reales y en relación al PBI aun a pesar de los menores ingresos financiero aportados por el BCRA y el FGS, dado el fuerte incremento experimentado por los intereses de la deuda pública. En parte resultado del ajuste del TCN y la tasa de interés local que marcó la salida del CEPO y en parte como resultado de las propias emisiones deuda llevadas adelante por el MECON en lo que va del año. Ya que muchas son a cortísimo plazo (Letes) En particular, el déficit financiero del SPNNF promedió un nivel de 5,8% del PBI durante los primeros siete meses de 2016, incrementándose en 0,4 puntos porcentuales respecto del período comprable de 2015.

Llegados a este punto, vale la pena resaltar que durante el período bajo análisis la ANSES continuó usando parte de la rentabilidad obtenida sobre los recursos del Fondo de Garantía de Sustentabilidad (FGS) del Sistema Previsional Argentino (SIPA) para el financiamiento de gasto corriente, accionar que atenta contra la sustentabilidad del último. Más aún, si tomamos en cuenta, por un lado, que estamos en un contexto de alta inflación (la no reinversión de buena parte de esa rentabilidad, afecta negativamente el valor real de los recursos del FGS) Y, por el otro lado, que al tratarse de un sistema de reparto y dadas las tendencias demográficas locales, el mismo resulta estructuralmente deficitario de cara al futuro.

En particular, la ANSES utilizó rentas del FGS por $ 42.314 millones durante los primeros siete meses de 2016, cifra que superó en un 53% nominal el monto utilizado durante el mismo período de 2015. En términos del PBI, estamos hablando de recursos equivalentes a 1% del mismo. 0,1 puntos más que los 0,9 puntos PBI utilizados en igual período de 2015.

También hubo una utilización significativa de los aportes el BCRA vía giro de utilidades devengadas, lo cuales implican financiamiento monetario puro y simple. Situación reconocida por el propio BCRA. Al respecto, los giros de utilidades del BCRA al Tesoro Nacional sumaron $ 45.000 millones durante el período bajo análisis (1,1% PBI). En igual período de 2015 el BCRA había girado $ 33.700 millones (1,1% PBI) al Tesoro Nacional por este concepto.

Si no consideramos las rentas del FGS utilizadas por el ANSES y las utilidades del BCRA, ya que son financiamiento y no ingresos financiero (Deuda no registra el primero y emisión monetaria el segundo) el rojo financiero real del SPNNF alcanzó los $ 248.120 millones. Guarismo equivalente a -5,8% del PBI. Frente al -5,4% registrado durante igual período de 2015.

Concluyendo. Si bien estos resultados están en línea con una meta oficial de déficit primario de 4,8% del PBI para 2016, no lo están con una de reducción genuina del déficit primario del SPNNF. Básicamente, por que dado el recalculo aplicado por el INDEC sobre el PBI, el rojo primario registrado en 2015 asciende ahora a -4% del PBI correspondiente. Ergo, para lograr un ajuste de la magnitud que se manejaba a inicios de 2016, el resultado primario 2015 debería estar bien por debajo de 4% anual. Algo que a la luz de los datos de los primeros siete meses, un gasto público que por cuestiones estacionales tiende a aumentar más fuerte y por encima de los ingresos durante el segundo semestre y sobretodo en el último trimestre, y el reciente fallo de la CSJN ya no pareciera ser alcanzable.