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[322]| Del 19 al 23/10 de 2015

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Argentina – ¿Se vienen 45 días de “nos vamos con todo? Son sólo 45 días. Eso es lo que le queda en ejercicio del Poder Ejecutivo Nacional (PEN) a Cristina Fernandez de Kirchner (CFK). Un efímero lapso, que sin embargo resultará determinante para los próximos años. Y, como si faltaran más condimentos, estará partido prácticamente al medio por la segunda vuelta presidencial. Ahora bien. Los resultados del domingo dan pie a una catarata de preguntas:

1. ¿Cómo se digerirá en el círculo de poder más íntimo la, sin dudas, fuerte derrota electoral que sufrió Cristina, primero, “La Campora”, en segundo lugar, y Scioli, en tercero? 2. ¿Se interpretará como la confirmación de un sucesor opositor (Macri)? ¿O, tendrán espacio para ilusionarse con un triunfo de un candidato oficialista (Scioli), resistido por la propia CFK y La Campora, al cual se le hace muy cuesta arriba la segunda vuelta? Incluso, ya hay quienes aseguran que la mejor estrategia electoral de Scioli consiste en despegarse lo más posible del oficialismo. Algo, que tampoco le agrada a CFK, pues pronuncia su pérdida de poder. 3. Consecuentemente. ¿Qué incentivos tiene la Administración CFK para corregir algo de lo que hizo o, como mínimo, no seguir profundizando los desequilibrios que generó? Lamentablemente, ningún incentivo.

Ergo, no podemos esperar, más allá de la euforia de los mercados por la confirmación del final de CFK, que el equilibrio macroeconómico mejore en esos 45 días. Sino más bien, todo lo contrario. Con todo lo que ello implica para los desafíos que enfrentará la próxima administración, sea quien sea. Al respecto, vale la pena una breve descripción del endeble equilibrio macroeconómico actual.

Si el Sector Público Nacional sostiene la ejecución presupuestaria de los primeros siete meses de 2015, el resultado financiero nacional (incluye intereses de la deuda) será negativo en 8/8,5% del PBI. El mayor rojo financiero desde, por lo menos, fines de los 80’s. Para colmo de males ese rojo fiscal record para, por lo menos, los últimos 25 años es resultado de la combinación de, por un lado, un mega-estado nacional que (casi 1/3 del PBI por gasto primario), que no llega a ser financiado con una presión tributaria igualmente record (34,5% PBI, incluye CFI, Fondo Solidario y leyes especiales). Por lo tanto, cualquiera que asuma en diciembre deberá encarar el equilibrio fiscal reduciendo gastos, ya que no hay espacio para seguir incrementado tributos. Es más, en muchos sectores el nivel actual de presión tributaria es insostenible. La magnitud real y final del ajuste del gasto es tan grande que es imposible que no requiera un replanteo de las prioridades del gasto público, del tamaño del sector público, de las áreas alcanzadas y de sus niveles de eficiencia.

Ahora bien. Semejante rojo fiscal 2015 será financiado de una manera insostenible para los próximos años. A saber: A) Como mínimo, la mitad (4,25% PBI) con emisión monetaria pura y simple, vía giro de utilidades devengadas sobre reservas e incremento del stock de adelantos transitorios. B) Otro punto del PBI, vía utilización del ANSES de los Recursos obtenidos sobre el Fondo de Garantía de Sustentabilidad (FGS) del Sistema Previsional Integrado Argentino (SIPA) C) Otros US$ 4.600 millones, con utilización del reservas del BCRA para afrontar vencimientos de intereses en moneda extranjera (fondo desendeudamiento 2015 y Decreto PEN 1503/15) Son $ 41.800 millones, equivalentes a 1% PBI. D) Los restantes 1,75/2,25 puntos del PBI con endeudamiento neto interno y externo, intrasector público y con sector privado.

De lo dicho se deprende, por un lado, un proceso de sostenida y significativa emisión monetaria bruta destinada a financiar el rojo fiscal que, se inyecta directamente vía gasto público corriente (Demanda Interna) y no se esteriliza (negativa de subir tasa de interés e imposibilidad patrimonial del BCRA). Semejante sesgo expansivo de la política monetaria, está llevando al nivel de liquidez local (M3/PBI) a un nuevo máximo histórico, impulsando las presiones inflacionarias, profundizando el proceso de atraso cambiario e incrementando la brecha respecto del mercado paralelo. Situación reforzada por la adopción del TCNO como ancla obligada, para evitar una espiralización del proceso. Respecto del atraso cambiario, vale la pena recordar, por un lado, que el TCR oficial con el dólar ya perforó los niveles de diciembre de 2001 y está convergiendo a los mínimos de la década de los 90’s. En tanto, el TCR oficial con el Real brasilero ya está en línea con los mínimos históricos alcanzados entre 1999 y 2001. De la misma manera, todo indica que el saldo comercial 2015 será de sólo US$ 2.000 millones, menos de 1/3 del 2014 y el más bajo desde el año 2000. En tanto, el déficit comercial con Brasil será de similar magnitud que el total.

Por el otro lado, tenemos descapitalización del BCRA y del SIPA, con la consiguiente pérdida de solvencia y capacidad para lograr sus objetivos específicos de ambas instituciones, y un fuerte proceso de endeudamiento neto del Tesoro Nacional, que en buena parte, tanto directa como indirectamente, está incrementando al exposición del sistema financiero al Fisco Nacional. Respecto de la descapitalización del BCRA, vale la pena subrayar que las reservas netas de pasivos monetarios en moneda extranjera y swap de moneda con BP China equivalen a menos de US$ 2.000 millones (menos de 105 de las brutas) y que los distintos instrumentos de crédito al Tesoro Nacional ya representan 2/3 del activo del BCRA.

Todo lo dicho en el contexto de términos de intercambio (Relación entre precio de exportaciones e importaciones) que si bien se deterioraron respecto de 2014, aún continúan muy por encima del promedio histórico e, incluso, del promedio de los últimos 12 años. Una tasa de interés internacional que aún continúa siendo inusualmente baja. Lo más probable es que ese aún favorable contexto externo no esté disponible para la próxima administración, pues todo indica que, de la mano del fortalecimiento del dólar, el mismo irá deteriorándose en forma sostenida.

Ergo, si la Administración CFK decidiera profundizar lo hecho hasta ahora en el tramo final de su mandato, el desequilibrio fiscal, monetario y cambiario resultante llegaría a niveles difícilmente sostenibles, no ya en el mediano-largo plazo. Sino más bien, en el corto.