Placeholder

[TCR] Abril 2015

$ 50.00

Descripción del Producto

El Tipo de Cambio Real Multilateral (TCRM) volvió a apreciarse durante abril de 2015, sumando el decimocuarto mes consecutivo en tendencia negativa y alcanzando el nivel más bajo desde diciembre de 2001. El proceso de apreciación se desaceleró durante el mes en cuestión en comparación con lo acontecido durante el primer trimestre de 2015, dado el “impase” que experimentó el proceso de fortalecimiento internacional del dólar.

Ejemplos concretos de este último fenómeno fueron las apreciaciones nominales registradas por el real brasilero, el yuan chino y el peso chileno respecto del dólar de EE.UU. Estas últimas permitieron que el peso argentino volviera a debilitarse en términos nominales y en forma significativa respecto de esas tres monedas por primera vez desde mediados del año pasado. Sin embargo, la alta tasa de inflación local y, consecuentemente, el alto diferencial de inflación respecto de nuestros socios comerciales, continuó siendo determinante desde el punto de vista del TCRM, razón por lo cual el último continuó apreciándose.

Cuantificando. El TCN multilateral promedió un valor de 8,81 durante el pasado mes de abril (fijando diciembre de 2001 como la unidad), avanzando 1,4% respecto del mes previo y cayendo cerca de 1,5% respecto del mismo mes de 2014. En tanto, el diferencial de inflación multilateral alcanzó registros de 26,5% anual y 1,7% mensual durante el mes en cuestión. En consecuencia, el TCRM promedió un valor de 1,193 durante abril pasado (fijando diciembre de 2001 como la unidad), retrocediendo -0,3% respecto del mes anterior y -22,1% respecto del mismo mes de 2014.

En el caso del TCR vs dólar, el proceso de apreciación real no se detuvo, ni desaceleró. El TCR bilateral promedió un valor de 1,018 en abril (fijando diciembre de 2001 como la unidad), el cual resultó 1% inferior al registrado durante el mes previo, ubicándose 15,1% por debajo del correspondiente al mismo mes de 2014.

El guarismo de abril resultó un 37,3% inferior al promedio post crisis de 2001 (1,517, fijando unidad en diciembre de 2001) y prácticamente igual al valor que marcó el fin de la convertibilidad, con lo cual es innegable que el mismo se encuentra franca y significativamente atrasado, afectando no sólo el dinamismo de las economías regionales con perfil exportador (vid, frutas de pepita, de carozo, cítricos, algodón, miel, leche, etc.), sino también de los grandes complejos exportadores a nivel local (oleaginoso, cerealero, minero, etc.)

En el caso del TCR vs Brasil, y aún a pesar de la depreciación nominal y real, el nivel alcanzado durante el pasado mes de abril continuó en niveles mínimos para la serie post diciembre de 2001 y muy cerca de aquel registrado entre la crisis brasilera de 1999 y la crisis argentina de 2001, con todo lo que ello implica para el dinamismo de la exportaciones argentinas a ese país y una relación comercial ya de por sí muy deteriorada, como resultado de las medidas de corte administrativo implementadas por la administración CFK para lidiar con el creciente desequilibrio de la balanza de pagos local. En particular, el TCR bilateral promedió un valor de 0,8799 (promedio del año 1998 como unidad), el cual resultó un 2,9% mayor al del mes previo, pero siguió siendo un 32,5% inferior al del mismo mes de 2014.

Llegados a este punto, creemos imprescindible volver a resaltar que “no hay que poner la carreta delante del caballo”. Es decir, dada la negativa de la Administración CFK a realizar los ajustes necesarios cuando era oportuno hacerlo, el BCRA no tiene margen de maniobra para permitir que buena parte de los efectos negativos asociados al proceso de fortalecimiento internacional del dólar sean amortiguados vía un ajuste del TCR local inducido por la depreciación del TCN oficial. Pues, dado el agotamiento del esquema de política económica local, cualquier intento de devaluación nominal significativa corre el riesgo de, al igual que en 2014, retroalimentar el proceso inflacionario y profundizar la recesión.

De la misma manera, una reducción generalizada de las alícuotas de DEX profundizaría el déficit fiscal, acelerando el ritmo de emisión destinado a financiarlo y, consecuentemente, también impactaría al alza sobre el proceso inflacionario local (erosionando rápidamente la mejora de rentabilidad por esa vía)

Ergo, hasta que se produzca, no ya un ajuste, sino más bien un replanteo integral y profundo del esquema de política económica, sólo nos queda esperar una profundización o, en el mejor de los casos, un sostenimiento del nivel actual de atraso cambiario. Todo lo cual, contribuirá a sostener en niveles relativamente elevados las expectativas de volatilidad macroeconómica de mediano-largo plazo y, en consecuencia, alimentar en forma directa e indirecta el proceso deterioro del nivel de actividad económica y empleo.