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[Especial]|Apreciación TCR

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SÍNTETICA CASUÍSTICA DE LA APRECIACION REAL DEL PESO: Tal vez convengan empezar por el dato más anti-intuitivo respecto del reciente consenso logrado en torno al atraso cambiario. En particular, si nos referimos a los últimos diez años ( agosto 2005 – agosto 2015), tomamos una muestra de las principales 106 monedas (economías) del mundo, y consideramos para agosto los TCN de cierre del jueves 13 de ese último mes, que son hasta ahora los niveles mínimos, podemos concluir que Argentina está entre las cinco economías del mundo que más incrementó su Tipo de Cambio Nominal Oficial (TCNO) respecto del dólar y, por ende, que más devaluó su moneda en términos nominales respecto del resto del mundo, incluidos sus socios comerciales más importantes. Superando, incluso, al bolívar fuerte venezolano o el rublo ruso. Sólo nos superaron países que han sido afectados por conflictos bélicos, bloqueos internacionales y/o profundas crisis económicas, como ser: Ucrania, Siria, Irán y Bielorrusia. Nada de lo cual enorgullecerse. Si hasta superamos a Venezuela, Etiopia, Rusia, Turquía y Uzbekistán (en el informe cuadro con datos).

Sin embargo, y tomando el mismo período, Argentina es de las economías que más se apreció en términos reales respecto del dólar norteamericano. Es decir, y salvando contadas excepciones (Paraguay y Venezuela, entre las más importantes), durante los últimos diez años el peso argentino acumuló importantes apreciaciones reales respecto de las monedas de todos sus socios comerciales (en el informe cuadro con datos).

¿Cómo es posible? Es posible porque, justamente, la causa inmediata del proceso de apreciación real local no es la apreciación del TCN, la cual si contribuyó a profundizar el problema en los últimos meses. Sino, por el contrario, el alto ritmo inflacionario local y, consecuentemente, el alto diferencial de inflación respecto de cada uno de nuestros socios comerciales. Para ponerlo en términos simples: Los precios de los bienes y servicios no transables (no exportables y no importables) crecen mucho más rápido a nivel local que en cada uno de nuestros socios comerciales, y no existe una tasa sustentable de devaluación nominal que alcance a compensar ese fenómeno. Razón por la cual, nos encarecemos en forma sostenida.

Primera Conclusión: La depreciación o devaluación nominal del peso no redundó en una mejora del TCR. Por el contrario, Argentina se encareció en forma sostenida respecto de sus socios comerciales. Ergo, en términos reales, en el mejor de los casos, la devaluación nominal resultó inocua y, en el peor, contraproducente, dado que sólo contribuyo a sumar volatilidad y, consecuentemente, alimentó la incertidumbre.

Segunda conclusión: El proceso de apreciación real del peso y sus efectos negativos asociados desde el punto del dinamismo económico y la sustentabilidad macro están en última instancia relacionados con factores de fondo mucho más profundos. Son los mismos factores que explican el proceso inflacionario. En el centro de los cuales, aparece el sostenido y marcado sesgo expansivo de la política fiscal y monetaria local.

Tercera Conclusión: La devaluación nominal no basta por sí misma. Para corregir el proceso de apreciación real lo primero que hay que corregir es el sesgo expansivo del esquema de política económica local. Lo cual, exige, dado el elevado déficit fiscal existente y el financiamiento monetario de la mayor porción del mismo, un importante ajuste fiscal.