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[362]|De la semana del 29/8 al 2/9 de 2016

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Argentina – Actividad Económica: ¿Habrá que esperar hasta el cuarto trimestre?: Nuestras estimaciones indican que el nivel de actividad local (metodología base 2004) experimentó una contracción interanual de 5% en julio de 2016, promediando un ritmo de contracción de -1,8% real durante los primeros siete meses del año y comenzando con mal pie el tercer trimestre. Se trató de la contracción interanual más significativa para un mes desde agosto de 2014. El nivel de actividad promedio de los primeros siete meses de 2016, siempre de acuerdo a nuestras primeras estimaciones, aún se ubica 0,8% arriba del correspondiente a igual período de 2014. En tanto, la serie con ajuste estacional promedió la cuarta caída mensual consecutiva (-0,6%), acumulando una retroceso de -2,2% respecto de diciembre 2015.

Ergo, todas la comparaciones posibles indican que la recesión se prolongó durante el séptimo mes del año. Aún más, desde de punto de vista de la cantidad de los sectores afectados, la última se generalizó.

Más allá de eso mantenemos nuestra expectativa de que el nivel de actividad local promedio del cuarto trimestre del año arroje crecimiento respecto del inmediatamente anterior (con ajuste estacional). Para que ello sea posible el nivel de actividad (con ajuste estacional) debería alcanzar un piso o punto de inflexión entre agosto y octubre del presente. Profundizaremos este punto hacia el final de presente.

Los sectores productores de bienes fueron por lejos los que más sufrieron, promediando una contracción de 4,5% anual durante los primeros siete meses de 2016. En tanto, la contracción fue bastante menor en el caso de los servicios que promediaron durante el mismo período una variación interanual negativa de -1,9%. Dentro de los bienes, las mayores caídas se registraron por el lado de la construcción, el sector agropecuario y la industria. En tanto, en el caso de los servicios sobresalió el mal desempeño de las actividades de comercio mayorista y minorista y de los hoteles y restaurants.

En el caso de la construcción, el nivel de actividad sectorial promedió un ritmo de contracción de -12,5% interanual durante los primeros siete meses de 2016, ubicándose ya 6,5% por debajo de igual periodo de 2014. En este caso, el factor más importante fue el impactó que supuso sobre la obra pública la concentración del ajuste fiscal en el rubro capital (2 de cada 3 pesos ajustados hasta ahora en el gasto primario del SPNNF se explican por los recortes aplicados del rubro capital) El componente privado vio afectado su desempeño como resultado del fuerte alza de las tasa de interés locales y el deterioro del poder adquisitivo asociada a la primera etapa del proceso de estabilización macroeconómica en curso.

En el caso de la industria, el nivel de actividad sectorial promedió un caída interanual de 4% durante los primeros siete meses de 2016, ubicándose un 5,4% por debajo de 2014. El mal desempeño de los bloques automotriz, siderúrgico, metalmecánico y productor de minerales no metálicos fue determinante, aunque vale la pena subrayar que en julio las caídas fueron significativas y generalizadas para todos los bloques industriales con excepción del químico. En el caso de la industria hay dos factores determinantes. A nivel externo, la crisis de Brasil, principal mercado destino de las exportaciones industriales. A nivel local, el deterioro del consumo de bienes durables y semidurables y de la inversión que supuso el deterioro generalizado del poder adquisitivo y el mayor nivel de tasas de interés.

En el caso del sector agropecuario, el nivel de actividad sectorial promedió una caída interanual de 4,4% durante los primeros siete meses de 2016 aun a pesar de la mejora en los niveles de rentabilidad que se produjo durante el primer semestre de 2016 como resultado de, por un lado, la eliminación y la reducción de los derechos de exportación y, por el otro, la eliminación de los registros que operaban como cuotas de exportación y el ajuste del Tipo de Cambio Nominal que supuso la propia eliminación de casi todo el esquema de control de capitales. Básicamente, porque el mal desempeño fue resultado de factores climáticos que implicaron importantes mermas en los volúmenes de cosecha en el caso del grano de soja, la crisis que implicó para la cría de aves y la ganadería porcina la corrección del precio interno del maíz y resto de granos (devaluación y eliminación DEX), el mayor coeficiente de retención en el caso de la ganadería vacuna y producciones regionales que, dada la caída de los precios externos, aún no han logrado superar la situación crítica

El panorama por el lado de la oferta global (-0,3% interanual en primeros siete meses) se completa con las importaciones de bienes y servicios que promediaron un alza de 6,4% anual.

En tanto, por el lado de la demanda global (-0,3% anual en primeros siete meses) el componente de mayor dinamismo fueron las exportaciones de bienes y servicios (+6,3% anual en primeros siete meses) Asimismo, la demanda interna promedió una contracción de -1,3% interanual durante ese período, dado el desplome de la Inversión Bruta Interna Fija (-7,5% anual en primeros siete meses) y el mal desempeño del consumo privado (-0,4% anual). En cambio, el consumo público siguió creciendo en términos interanuales (+2,5%) y continuó amortiguando la caída de la demanda interna.

Ahora bien de cara a lo que vendrá y tal cual adelantáramos en párrafos anteriores, seguimos sosteniendo nuestra perspectiva de que el nivel de actividad local recién comience a mostrar crecimiento en términos desestacionalizados (versus período previo) hacia el último trimestre de 2016. No hay indicios que permita sostener igual perspectiva para la comparación interanual (versus igual período del año pasado) y que el año cierre con una contracción de entre -1,5%/-2% promedio anual. Es decir, un nivel de actividad para el año 2016 muy similar el del 2014 en términos agregados, pero inferior en términos per capita. En tanto, que para 2017 seguimos previendo un rebote del nivel de actividad en torno a 2% anual.

En ambos casos (IV trimestre y 2007), la expectativa se centra cada vez en la recuperación del consumo privado y de la construcción (reactivación obra pública) como resultado del impacto positivo de la baja de la tasa de interés local y la recuperación del poder adquisitivo como resultado de las paritarias. Es decir, por el lado de la demanda.

En tanto, que el movimiento contrario se registra respecto de las expectativas de dinamismo por el lado de los sectores productores de bienes transables y la inversión, pues lo márgenes de rentabilidad de esos sectores productivos se han reducido significativamente como resultado del proceso de apreciación real.

Tampoco podemos dejar de subrayar que buena parte de la expectativa de dinamismo 2017 sigue estando condicionada a que la cosecha 2017 no sea afectada por factores climáticos adversos y que Brasil, nuestro principal socio comercial, encuentre un piso para su nivel de actividad hacia fines del presente año.

La cuestión respecto del patrón de crecimiento no es un tema menor. En ese sentido hemos venido subrayando que dados los bajos niveles de capacidad ociosa disponible en buena parte de los sectores productivos, los problemas de rentabilidad y el congestionamiento de la infraestructura es poco probable que un patrón de crecimiento basado en “el tirón de demanda” pueda

dar pie a un proceso de crecimiento sustentable. Es decir, un proceso de crecimiento a tasas históricamente significativas y con inflación baja o desacelerando que se sostenga sin nuevos traspiés mucho más allá de 2017

Al respecto, el marcado deterioro que mostró nuestro índice de Precio Real Efectivo del Productor (PREP) del grano de soja durante los últimos meses está en línea con la renovada preocupación que se advierte en el sector agropecuario respecto de la evolución de los márgenes de los principales granos extensivos de cara a la cosecha 2017, da la mano del deterioro de los precios internacionales y el sostenido retroceso del Tipo de Cambio real entre el peso y el dólar. En particular, el citado PREP soja arrancó septiembre por debajo del nivel promediado entre 1991 y 2001 e, incluso, de los valores registrados durante los primeros meses de 2015

Nubarrones que empiezan a empañar el horizonte de uno de los sectores que más favorecido había sido por los cambios introducidos a principios de 2016 y que consecuentemente se proyectada como el principal tractor del nivel de actividad local por el lado de la oferta a fines del presente año y todo el año que viene. Eso no implica suponer que el dinamismo del sector agropecuario no mejorará respecto de años previos. Pero sí que, de sostenerse, habrá que comenzar a moderar las expectativas en ese sentido.