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[322]|Del 17 al 21/08 del 2015

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Argentina – ¿Locos por los verdes o aterrados por el futuro? Economía captó al arranque de la semana, tras el feriado, más de $ 10.600 millones en el mercado local a través de la colocación de Bonad 2017. Se trata de un título público que se suscribe en pesos, ofrece un rendimiento de 0,75% nominal anual y ajusta su Valor Nominal por la evolución del Tipo de Cambio Nominal Oficial (TCNO). Fue esa última característica, dadas las altas y generalizadas expectativas de devaluación, la que explicó el elevado nivel de interés que el título despertó entre los inversores locales, con acceso restringido o, incluso, nulo a activos externos.
Muestra de ese interés, y también, porque no remarcarlo, de ese “apetito reprimido” por activos externos, es que el Tesoro Nacional recibió ofertas por el equivalente a US$ 1.384 millones. Es decir, 2,8 veces el monto original (US$ 500 millones o $ 5.000 millones)

En el mercado de cambios, y tras el fin de semana largo, el dólar “blue” comenzó operando en baja, al retroceder 5 centavos, ubicándose en torno a $ 15,05 por unidad. En consecuencia, la brecha cambiaria cedió levemente hasta 62,5%. Pero, nuevamente, la calma inicial duro poco y se desvaneció con el correr de las ruedas. Pues, a la larga se impuso la innegable escasez de divisas y el elevado nivel de incertidumbre asociado a un equilibrio macroeconómico con destino incierto como resultado de factores locales y externos. En particular, hacia el final de la semana volvió a imponerse la tendencia alcista, especialmente en los mercados informales. El blue cerró el período en torno a $ 15,55 por unidad, redondeando un avance semanal de más de 40 centavos y dejando la brecha en 67%.

Mientras tanto, mediante la Comunicación “A 5793” el BCRA dificultó el financiamiento en pesos de los grandes exportadores en el mercado local. Sólo puedan hacerlo con una autorización oficial que deberán pedirle previamente al BCRA los propios bancos. El objetivo es que cada vez que necesiten fondeo para pre-financiar exportaciones, estas compañías se vean obligadas a vender divisas propias en la plaza local o tomar préstamos en moneda extranjera de entidades locales o del exterior.

Lo dicho se suma al retraso manifiestamente internacional que tiene el BCRA a la hora de autorizar compras de divisas a importadores con operaciones aprobadas por la Secretaria de Comercio, lo que derivó en la acumulación de un stock de deuda flotante por parte de la entidad monetaria por más de US$ 8.000 millones y obligó, en muchos casos, que muchos importadores e, incluso, los propios demandantes del bien importado buscaran endeudarse en moneda extranjera con el objetivo de poder concretar la operación.

Ergo, la autoridad monetaria continúa restringiendo el acceso a las divisas, a costo de encarecer las operaciones de comercio y giro de fondos al exterior. Situación que a la larga no sólo impacta negativamente en el desenvolvimiento del nivel de actividad local y el nivel de precios internos (traslado de mayores costos y estrategias de cobertura) Sino que, además, incrementa el costo del ajuste futuro, al impulsar y profundizar los descalces de monedas a lo largo y ancho de la economía local.

A todas luces, una contradicción total. Pues, se trata de una falta total de prudencia por parte de la autoridad monetaria, que es quien con su normativa debe promover la solidez financiera y cambiaria, impidiendo justamente que ese tipo de descalces se generalicen.

Internacional – La peor semana desde 2011. En el frente externo todas fueron malas noticias para la Argentina, redondeando la que hasta ahora fue la peor semana del año. Al arranque de la misma, los datos duros dados a conocer en Brasil dejaron en evidencia que la recesión del país vecino no sólo será más profunda este año (caída del PBI superior a 2%); sino también más larga. Pues, la caída del nivel de actividad se prolongará durante el próximo año.

Asimismo, las bolsas asiáticas arrancaron la semana en zona de caída libre. En particular, la de Shanghái, afectada por las preocupaciones por el estado de la economía china y el atentado del lunes en Bangkok.

Y es que China continuó en el centro de la escena. Si bien se estabilizó el mercado de cambios, volvieron a caer con fuerza los valores bursátiles y unas 1.000 compañías dejaron de cotizar al traspasar el límite máximo de caída del 10%. El problema más acuciante es la significativa y constante salida de capitales, cuestión que no se va a resolver por una corrección del tipo de cambio.

En particular, el problema es mucho más complejo y tiene sus raíces en el mismo proceso de rebalanceo del proceso de crecimiento de la segunda economía del mundo. Proceso que por sí mismo implicaba un “aterrizaje suave” (desaceleración) de la tasa de crecimiento china, una apreciación real del yuan y un redireccionamiento del impulso al mercado interno y lo sectores productores servicios. Ese proceso de rebalanceo fue constantemente retrasado por las autoridades Chinas, con la excusa del gradualismo. Situación que necesariamente derivó en la generación de altos niveles de liquidez. Alta liquidez interna que se combinó con los problemas regulatorios (omisiones y errores), la falta de transparencia y la inexistente obligación de rendir cuentas por parte de los tecnócratas chinos, generando el caldo de cultivo propicio para el desarrollo de las burbujas inmobiliarias, crediticias y bursátiles que ahora están eclosionando y ocasionando un aterrizaje mucho más tortuoso de la tasa de crecimiento del gigante asiático.

Y como para poner la frutilla al postre, el miércoles se supo que el primer ministro de Grecia, Alexis Tsipras, presentaría su renuncia y convocaría a elecciones anticipadas, siete meses después de comenzar su mandato y en medio de una crisis en el seno de su partido izquierdista, tras acordar el nuevo rescate con la troika.

Para el viernes los mercados del mundo se volvieron a derrumbar, profundizando las pérdidas de los días previos, arrastrados por un mal dato de la actividad industrial china, que se hundió a niveles que no se veían desde 2009. En consecuencia, el viernes Wall Street cerró la peor jornada de 2015 y dejó en el pasado a la semana más adversa de los últimos cuatro años.